lunes, 23 de julio de 2012

MORIR POR UNA PUNTADA

Por una o por unas cuantas porque Doña Mariana Pineda murió por bordar la bandera de la libertad, eso nos cuenta la historia.
Heroína española de la causa liberal del siglo XIX nació en Granada el 1 de septiembre de  1804, murió ajusticiada en la misma ciudad el 26 de mayo de  1831.
Siendo viuda y atraída por la causa de los liberales o a causa de un liberal, fue denunciada por bordar en una bandera la leyenda (LIBERTAD,IGUALDAD,LEY) que habría de servir de enseña para un proyecto revolucionario, acusada de conspiración al  negarse a delatar a sus cómplices. Pedrosa, miembro de la Chancillería de Granada, y supuesto amante despechado, decretó su ingreso en prisión. Fue ejecutada mediante garrote vil a la edad de 26 años, en el campo del Triunfo de Granada y su bandera quemada 
Su condena en base a la labor de costura fue un pretexto, en realidad lo que determinó su triste final es su implicación como intermediaria entre los liberales granadinos y los exiliados en Gibraltar, detenida por las autoridades fue sometida a un primer juicio, del que salió absuelta al alegar su ignorancia sobre las cartas y otros documentos halldados en su domicilio, lo que realmente propició su condena fue el preparar con éxito la fuga de su primo Fernandez Alvárez de Sotomayor comandante del ejército, que había sido condenado a muerte por su implicación en el alzamiento de Riego (1820).
 Su ejecución pretendió castigar la causa de los liberales, pero más bien los enardeció al darles un mártir de la causa.
A título personal yo prefiero el perfil de Mariana mujer inteligente fiel defensora de la causa liberal y a la que contribuye activamente participando en la fuga de un oficial y actuando como correo entre los exiliados y los liberales granadinos, más que la figura dulce de la mujer que borda una enseña que propicia su muerte. Puestos a morir que sea por algo grande
Al coincidir su temprana muerte con el auge del romanticismo y la aureola de heroísmo que la envolvió dio pie a convertirse en la musa de grandes autores como Federico García Lorca  (Mariana Pineda 1927) y numerosas coplas y canciones, de las que dejo como fiel reflejo la copla española en la voz de Paquita Rico y el arte incomparable de Saras Baras bailando la muerte de la heroína, dos artes, dos reflejos, dos mujeres la dulce bordadora o la audaz conspiradora, puestos a elegir me quedo con la última
Aquella que dijo "El recuerdo de mi suplicio hará más por nuestra causa que todas las banderas del mundo"
Como último apunte una curiosidad María Izquierdo, eurodiputada, dijo:


«Mariana demostró, mucho antes que nuestros vecinos franceses, que las mujeres españolas fueron pioneras en la defensa de las ideas progresistas. Estamos hablando de una mujer que nació en 1804 y que fue ajusticiada el 26 de mayo de 1831, jovencísima, por defender su libertad de pensamiento. Ella pudo eludir la muerte, pero prefirió ser leal».


En su defensa de la figura de Marina Pineda como candidata a nombrar la puerta principal del Parlamento de Estraburgo, hecho que logró.





domingo, 22 de julio de 2012

¡OLE LA MANTILLA ESPAÑOLA¡

Siguiendo con mi costumbre de españolear en lo posible, que más prenda más típica que la mantilla española, así con nombre y apellidos, creo que es la prenda que más nos representa en el mundo-
Su origen es incierto probablemente íbero, en estos pueblos ya existía la costumbre de cubrir la cabeza femenina con velos, siguiendo la costumbre en la Edad Media con distintos tocados.
En el siglo XVII era habitual usar mantilla de encaje por las clases pudientes y su uso se generalizó entre la alta burguesía y la nobleza durante el siglo XVIII como dan fe los cuadros de Francisco de Goya.
Tan española es nuestra prenda que fue usada por las féminas madrileñas para reprochar a una reina que no lo fuera, durante el efímero reinado de Amadeo de Saboya elegido democráticamente en un parlamento y que llegó en enero de 1871 a España de donde saldría amargamente desencantado tras abdicar en febrero de 1873, tan solo dos años donde la población española dejó patente que aunque los políticos lo quisieran, el pueblo, tan visceral él, no lo amó nunca.
La esposa de Amadeo María Victoria dal Pozzo que intentó hacerse querer por las damas españolas que deberían desear entrar en su corte nunca lo consiguió, sabiendo que solían pasear en carruaje por el Paseo del Prado decidió imitar su costumbre, pero las damas le mostraron su rechazo acudiendo al famoso paseo tocadas por españolísimas mantillas, dando a entender a la reina que no siendo este su origen poco podían amarla, claro que las patrióticas damas no habían caído que desde que se extinguieran los Trastámara siempre  hemos sido gobernados por dinastías extranjeras primeros Austriacos (Habsburgos ) y después franceses (Borbones).
Hoy en día el uso de esta famosa prenda queda reducida al ámbito de lo religioso en procesiones y actos de Semana Santa (de color negro por supuesto ) y en las bodas religiosas (admite otros colores aunque el habitual es el blanco o crema)
Colocar una mantilla es una empresa bastante dificil: Primero se recoge el cabello y se coloca el peinetón que debe esta firme y alineado con el cuello y la espalda en postura y erguida, luego se coloca cuidadosamente la mantilla de forma que ambas puntas queden a la misma altura un poco por delante de los hombros y con suficiente vuelo para que cubra laq parte delantera del peinetón por completo anclándola con multitud de horquillas invisibles dejando de caiga de forma natural.
Luego se ajusta la mantilla a la base del peinetón por detrás con pliegues simétricos dibujando un abanico que se ajustan con un broche, a partir del broche la mantilla cae en pliegues por la espalda hasta un poco más abajo de la cadera 




jueves, 19 de julio de 2012

LA CAMPANA QUE LLAMA AL MATRIMONIO

Siguiendo con el tema de amores de leyenda tenemos a la Flor de la Nieve que se agostó en la estepa castellana la nórdica Kristina de Noruega.
Nacida en 1234 hija de Haakon IV de Noruega quien decidido a abrir su pequeño reino del norte al resto de Europa vió conveniente una alianza con el reino de Castilla, puesto que el titular del trono Alfonso X (para los de estos pagos "el sabio") ya estaba casado con Violante de Aragón, se propuso el enlace con su hermano el infante Felipe de Castilla quien tuvo que abandonar los hábitos, fue abad de Covarrubias (Burgos) y posteriormente obispo de Sevilla para contraer matrimonio.
La verdad es que dada la distancia en el tiempo que nos separa de la rubia escandinava, parece imposible el periplo que desde Tönsberg (Noruega) hasta Castilla, primero por mar y después atravesando Francia y España hasta Valladolid donde le esperaba el rey sabio, en 6 largos meses de camino.
La pareja contrajo matrimonio en marzo de 1258 y se trasladó a Sevilla donde residía el infante, pero tan sólo vivió 4 años en la ciudad del azahar ya que murió prematuramente en 1262 sin dejar descendencia.
¿Por qué murió la rubia princesa? hay teoría para todos los gustos hay testimonios escritos que indican que la joven languideció de pena "le faltaban el frío de su país, sus gentes y su pasado, y le sobraban el calor asfixiante del Guadalquivir, la corte castellana y su incierto futuro". No creo que esto fuera cierto pues en Sevilla podía encontrar el color blanco del manto de la nieve de su helado país en las flores de azahar que perfuman la capital hispalense y sustituir el agua gris de sus fiordos por el centelleante brillo del Guadalquivir al que se asoma la Torre del Oro.
La leyenda, que siempre gusta de amores trágicos, cuenta que Cristina se enamoró del rey sabio cuando este fue a recibirla tras su largo viaje, siendo correspondida por Alfonso, pero al estar el rey ya casado, tuvieron que guardar sus sentimientos, Cristina se casaría con el hermano más joven, el más atractivo, pero guardaría su amor por el rey hasta el fin de sus días, que como hemos visto fueron muy cortos, influyendo este dolor en su prematura muerte.
Y por último una teoría que nos acerca a un thriller actual, Violante la habría envenenado por celos a la rubia princesa, ya que estaba al tanto de los amores de su esposo con Cristina, 
No sabemos cual fue la verdad, lo cierto es que tras su muerte su esposo Felipe, la enterró en un bello sepulcro gótico en la colegiata de San Cosme y San Damián en Covarrubias (Burgos) en la que él había ejercido el cargo de abad antes de su matrimonio.
Puesto que la princesa no encontró el amor en el matrimonio no quiere que otras doncellas tengan ese triste destino y cuenta la tradición que las doncellas solteras que quieran encontrar el amor sólo tienen que ir al sepulcro de la princesa y tocar la campana existente en el claustro para que la princesa le ayude a encontrarlo 
Por cierto en su lecho de muerte Cristina le hizo prometer a su esposo que construiría un capilla en honor de San Olav, promesa que el infante no cumplió, por fin transcurridos unos cuantos siglos el 18 de septiembre de 2011 se inauguró a 3 kilómetros de Covarrubías el deseo de la princesa del hielo, la capilla de San Olav promovida por la Fundación Princesa Kristina de Noruega. 

miércoles, 18 de julio de 2012

AMOR MAS GRANDE QUE LA MUERTE

 Las grandes historias de amor, que suelen en realidad ser tragedias, prometen perdurar a la muerte, y en algunas contadas ocasiones es así.
La historia que en estas líneas trazo habla de dos grandes amantes y amados uno de ellos compatriota nuestro y no me refiero a Isabel Segura y Juan Martinez de Marcilla, más conocidos como los "Amantes de Teruel" porque su amor no fue un hecho consumado, sino una relación que no pasó de un beso póstumo, sino a una pareja de nuestro país vecino y hermano Portugal
La vida de Inés de Castro que ha pasado a la leyenda como la reina que subió al trono después de muerta.
Nació en Galicia, dulce galleguina, en 1325 y murió en Coimbra (Portugal) en 1355, hija natural del noble Pedro Fernandez de Castro, fué educada en el palacio de Peñafiel, hogar de don Juan Manuel duque de Peñafiel y Marqués de Villena, junto con su hija Doña Constanza Manuel, prima suya
Constanza Manuel parte para Portugal en 1340 para matrimoniar con el heredero de la corona lusa el infante Don Pedro, según cuenta la tradición, este quedó prendido de la hermosa dama gallega y siendo correspondido por esta, pronto se hicieron amantes, a pesar del despecho de la infanta española, que intentando salvaguardar su matrimonio, la hizo madrina de su primogénito D. Luis ya que al existir un parentesco espiritual entre ambos evitaría que siguiera su relación, sin embargo el niño muere al poco de nacer y la relación entre Inés y el príncipe sigue imparable,
Constanza muere al dar a luz al heredero de la corona Fernando en 1345 y la relación entre ambos se estrecha aún más, sin el obstáculo de una esposa.
Nueve años después de la muerte de la reina contrajeron matrimonio secreto ante el obispo de Guarda y algunos testigos, que nunca se hizo público.
Mientras tanto el rey Alfonso IV, que siempre se había opuesto a esta relación, consideró que dado que esta unión había tenido como fruto 3 hijos (Beatriz, Juan y Dionisio) y que podía poner en peligro el trono de su legítimo nieto, además de temer el ascendiente que esta poderosa casa Castellana podía tener sobre el heredero y sobre Portugal, determinó poner fin a la misma, y ya que el príncipe nunca se decidió a poner término a la relación, opto por una solución tanto radical como definitiva, acabar con la vida de Inés
Los asesinos Gonzalvez, Coelho y Lopez Pacheco, aprovechando la ausencia del príncipe Pedro, se acercaron a la residencia de la pareja en Coimbra en la Quinta Das Lagrimas,
y la mataron a puñaladas en presencia de sus hijos.
Terrible fue la venganza del príncipe a Pedro Coelho le fue arrancado el corazón por el pecho, a Alvaro Gonzalvez por la espalda y Lopez Pacheco escapó al castigo huyendo a Francia.
Aquí terminan los hechos escuetos pero comienza el mito de la Reina que reinó después de morir, cuenta la leyenda que una vez subió Pedro al trono de Portugal en 1360 realizó en la corte una declaración proclamando el matrimonio secreto con la difunta Inés y legitimando de facto a los hijos habidos con ella, y no contento con esta proclama de su amor, exhumó el cadáver lo engalanó con vestimentas reales y sentado en el trono obligó a los nobles a rendirle homenaje como reina de Portugal, besando su mano es señal de fidelidad y vasallaje por último se depositó en el bello sepulcro tallado para ella con una bella escultura tocada con la corona de Portugal, como reina consorte.
No sabemos si esta leyenda es cierta más sobrecoge el amor que demuestra, Inés de Castro y Pedro I reposan en el hermoso Monasterio de Alcobaça (Portugal) que tengo la inmensa suerte de conocer, en dos bellos sepulcros, colocados, por orden del rey pie contra pie de tal forma que lo primero que viera Pedro al resucitar el Día del Juicio Final sea el hermoso rostro de su amada Inés, la Reina que reinó después de muerta.