El dolor de los deportistas que sufren una lesión practicando lo que es su pasión, el dolor de la recuperación para volver cuanto antes a la práctica deportiva.
Con el tiempo me he identificado con una característica de La Sirenita, a la que por cierto Disney bautizó por que su autor la dejó sin nombre, y es que al renunciar a su cola de sirena por las piernas humanas para conquistar su pasión se ve condenada a una vida de dolor porque cada paso que daba era como caminar sobre puñales, sin embargo nunca su amor pudo descubrir un signo de dolor en su rostro, yo también tengo una pasión, el baile, y como la Sirenita muchas veces cuando practico mi pasión siento dolor, aunque en este caso la lesión sea en la espalda, pero no por ello renuncio al contrario la vivo con más pasión y es que cuando amamos algo y lo hacemos de verdad el dolor es secundario, como los niños que caen cuando corren y sólo se dan cuenta que les duele cuando los mayores nos asustamos.
El dolor con pasión es menos dolor
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