Luego dicen de las mujeres que somos mandonas, regañonas, no hay quien nos entienda, somos volubles y demás quejas masculinas, pero creo que ninguna mujer ha dado o recibido clases sobre esos estudios tan útiles "Como pegar a un marido sin que se note"
Ironías a parte, esta noticia ha traído a mi mente la imagen de una anciana china con los pies anquilosados después de toda una vida vendados, para que adquieran el tamaño mínimo requerido de "flor de loto", he dejado otras entradas en este blog sobre mi interés por la cultura oriental, o más bien, siendo justo por algunos matices de la cultura de Extremo Oriente, en el caso que nos ocupa la deformidad de los pies en las mujeres de alta clase china
Con el paso del tiempo esta costumbre degeneró y en lugar de facilitar unos movimientos más femeninos, el vendaje se hizo tan constreñido que impidió por completo el movimiento ya que las chinas poseedoras de unos auténticos "pies de loto" sólo podían caminar unos pequeños pasos y las mayor parte de las ocasiones las debían ayudar, por razones lógicas y de índole práctica esta costumbre bárbara sólo se aplicaba en las clases que no necesitaban trabajar.
Para el varón la visión de unos "pies de loto" era tremendamente erótica, Pero.. ¿cómo debían ser unos perfectos pies de loto? Debían medir tan sólo siete centímetros y ser delgados, pequeños, puntiagudos, arqueados, perfumados, suaves y simétricos,
Pero sabían los varones la tortura que debía soportar la mujer??. El proceso se iniciaba a la edad de 5 o 6 años y que duda cabe la que mayor valentía debía mostrar era la madre, no me imagino soportando los gritos de mis hijos por un dolor que yo misma les ocasiono.
Una vez elegido el momento propicio, mediante la oportuna consulta al astrólogo, la madre cortará las uñas a la niña, le lavará los pies con agua muy caliente y procederá al vendado de los pies, desde ese día y en un período comprendido entre seis meses y dos años la pobre criatura sufrirá un dolor insoportable hasta que el nervio muera y deje de sentir ningún dolor.
Los pies se ponían en remojo en un mezcla de hierbas y sangre animal para eliminar infecciones, en ese momento la madre rompía los cuatro dedos más pequeños y los aprisionaba contra el talón, para luego vendarlos con seda o algodón, este ritual se repetía cada dos días, lavando los pies y apretándolos cada vez más durante 10 años. Como es lógico este proceso no sólo producía un dolor constante sino muchas infecciones.
La mujer presumirá de esos "pies de loto" pero jamás los mostrará al público porque fuera de sus hermosas zapatillas bordadas en un horror la deformidad del pie.
Por cierto un libro el que leí por primera vez de esta bárbara costumbre y que os recomiendo encarecidamente es
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