domingo, 10 de febrero de 2013

LA MALA EDUCACIÓN

Ya sé, ya sé que el el título de una película del manchego Pedro Almodóvar del año 2004. Pero en mi mente no estaba el cine sino la literatura y más concretamente el libro de "Errores en la educación de los hijos" de Julio Fernández Díez pero la frase en sí la escuché en la radio de la boca del profesor Carlos González en el marco de una tertulia sobre la educación en España y los maestros, se ha estrenado el pasado viernes 8 de Febrero "Entre maestros" un documental sobre la experiencia real y directa de un profesor de matemáticas que intenta que doce alumnos desmotivados recuperen la motivación y la autoestima en doce días mediante unas clases especiales.
En el transcurso de la tertulia en la que se daba paso a oyentes que intervenían en la misma desde docentes a padres, el profesor Carlos González lanzó una última frase que me trajo a este comentario.
No transcribo literalmente la frase ya que no la tengo, pero la idea era " No podemos hablar de buena educación en un mundo en que hay hambre y guerras y como dirían en nuestro Siglo de Oro ¡Vive el cielo, que el licenciado tenía razón¡, quizás por ello y en un ejercicio inconsciente de nostalgia me vino a la mente la melodía de la orilla negra, la orilla blanca de Iva Zanichhi con todo el drama que esa canción expresa.
Si vemos la prensa diaria con todo el cargamento de miseria diaria, disturbios y guerras en medio mundo, hambre y desigualdades sociales en el resto, desde luego la buena educación brilla por su ausencia, pero también faltan la caridad, la justicia para todos, la compasión y todas las virtudes éticas de las que nos preciamos los humanos.
Si realmente existiera la buena educación, nuestro país no sería el paraíso de corruptos que tenemos, ni los jueces prevaricarían, ni los políticos serían sinvergüenzas  pero además la educación sería integral incorporando la inteligencia emocional a las clases, impartiendo un modelo de respeto a los demás basado en reconocer lo que los demás tienen de diferente para aceptarlo,
El ser humano es el único animal que ataca a los de su propia especie, ya sé que por manida esta frase es de perogrullo, pero aquellos que han sufrido en sus carnes, el menosprecio de sus iguales, saben lo que se sufre, los niños rechazan aquél que es diferente, por desgracia los casos de acoso escolar no es algo inusual, lo mismo que los profesores acosados y agredidos por sus alumnos, no es por cargar con la culpa a los maestros pero dado que se trata de una profesión tan sacrificada, deberían preguntarse si realmente tienen vocación para ello y no cursan la carrera porque no han obtenido puntuación suficiente para la que realmente querían.
Cada vez tenemos más temarios y modelos educativos, hemos pasado por distintos paradigmas en la educación de nuestros cachorros, desde la primitiva "la letra con sangre entra" y "prefiero que llores tú ahora que no tenga que llorar yo en el futuro" a no castigar a nuestros hijos ni frustrarles para no provocarles un trauma.
Si formáramos a nuestros hijos desde los principios éticos (uno de sentido común no hagas a los demás lo que nos quieras que te hagan a tí) de verdad, honradez y conocimiento de uno mismo y de los demás utilizando la empatía para ello, me imagino que haríamos del mundo un lugar mucho mejor.
Para terminar dos canciones contrapuestas y a la vez complementarias el horror de la contienda en la voz de Iva Zanicchi y la voz inconfundible de un cantante irrepetible cantando a un mundo maravilloso Louis Amstrong




martes, 5 de febrero de 2013

EL VALOR DE UNA VIDA

Nos podemos preguntar, ¿cual es el valor de una vida?. En muchas ocasiones la respuesta viene determinada por el lugar de nacimiento.
Es de perogrullo que no es igual venir al mundo en el mal llamado "Mundo Civilizado" o en el inframundo de los países "emergentes", así con ironía.
Pero el colmo de la mala suerte o pésimo karma es nacer mujer en la India: Abortos selectivos, matrimonios forzosos en la infancia, es cruel, que a una criatura que debería estar pensando en como vestir a su muñeca, tenga que hacerlo con un hijo recién nacido, casadas a la fuerza, violadas cada noche, por hombres que en el mejor de los casos les doblan la edad.
Es algo que aún siendo conocido, nos deja indiferente dado la gran distancia tanto geográfica como emocional entre nuestra sociedad y la de aquél país.
Hay Fundaciones como la de Vicente Ferrer que luchan para cambiar esta situación desde el pilar fundamental de la educación ya que hay que empezar por convencer a las mujeres que se puede y se debe cambiar esta situación, la tradición hay que abandonarla, cuando supone ir contra la razón.
No es un ataque repentino de feminismo militante, más bien remordimiento de ignorar la situación de hermanas que viven en otro mundo, el libro que me ha abierto los ojos a esta situación llegó, como tantos otros, a mis manos por casualidad, y la intensidad de la historia me ha conmovido, "Agua" de Dita Mehta, quien también adaptó el guión cinematográfico y dirigió la película basada en este relato en 2005, narra la desgarradora situación de las viudas en la India condenadas al ostracismo, recluidas en ashram (institución para viudas) rapadas, vestidas con bastos saris de color blanco y sometidas a una dieta de hambre, para purgar los pecados de una vida anterior que han ocasionado la muerte a su marido, abocadas a la mendacidad,la soledad, la muerte o la locura.
Pero si es desgarrador su situación mayor locura es someter a esta tortura a las niñas, que al casarlas en la infancia con hombres que podrían ser sus abuelos, se veían en esta situación.
Agua transcurre en 19368, cuando la India estaba todavía sometida al Imperio británico, la protagonista Chuyia una niña de tan sólo ocho años, casada a los seis con un hombre de cuarenta y cinco, se queda viuda y es rapada y recluida en un ashram, entre sus muros transcurre la mayor parte del relato en el que vemos la situación de otras viudas mayores y sobre todo a Kalyani una joven viuda de dieciocho años que lleva recluida desde los nueve y a la que la matrona que dirige el asilo prostituye para mantener su adicción y al ashram.
Dada su gran belleza es la única a la que Madhumati la líder o más bien el capo de esta historia permite tener el cabello largo con el fin de agradar a los clientes.
Chuyia sigue con la esperanza de volver con su familia y Kalyani la toma bajo su protección juntas conocerán, en una de sus escasas salidas, a Narayan quien se enamora locamente de Kalyani siendo correspondido por esta, y juntos con la ayuda de la viuda Sakuntala una mujer digna y enérgica se enfrentan al ashram y a la tradición que prohibía a las viudas un nuevo matrimonio y huyen juntos, pero la realidad se impone, el cliente principal de Kalyani es el padre del joven , ella ante la imposibilidad de vivir juntos una vida normal, prefiere entregarse al abrazo del padre Ganges y se suicida, por su parte el joven, seguidor de Gandi  rompe con su familia y decide seguir a su líder en su viajes por toda la India.
Madhumati envía a Chuyia como nueva prostituta para el padre de Narayan, algo que Sakuntala que ama a la niña como propia intenta impedir pero sólo llega a tiempo de ver el regreso de Chuyia herida, con ella pasa la noche a la orilla del río cuando oye que Ganhi está en la estación de tren listo para partir se dirige allí con la niña en brazos y consigue entregarsela a Narayan, el tren parte llevando a Chuyia a una vida más feliz con su nuevo nombre Neha.
Lo triste no es la historia en sí sino que es el resumen de miles de vidas de mujeres en ese país, y como una religión, unas creencias o una tradición pueden amargar la existencia de las que las siguen ciegamente sin ceñir el tamiz de la razón.
Sin ir más lejos que una semana atrás, el 29 de diciembre de 2012 una joven murió tras ser violada y golpeada por una barra de hierro por seis animales (no merecen el honroso nombre de hombre).
La oficina de Registro de Crimenes de la India reveló en 2011 que cada veinte minutos una mujer es violada en la India.
Podremos llamarnos seres humanos cuando estas noticias sean un lejano recorte en una hemeroteca.