miércoles, 18 de julio de 2012

AMOR MAS GRANDE QUE LA MUERTE

 Las grandes historias de amor, que suelen en realidad ser tragedias, prometen perdurar a la muerte, y en algunas contadas ocasiones es así.
La historia que en estas líneas trazo habla de dos grandes amantes y amados uno de ellos compatriota nuestro y no me refiero a Isabel Segura y Juan Martinez de Marcilla, más conocidos como los "Amantes de Teruel" porque su amor no fue un hecho consumado, sino una relación que no pasó de un beso póstumo, sino a una pareja de nuestro país vecino y hermano Portugal
La vida de Inés de Castro que ha pasado a la leyenda como la reina que subió al trono después de muerta.
Nació en Galicia, dulce galleguina, en 1325 y murió en Coimbra (Portugal) en 1355, hija natural del noble Pedro Fernandez de Castro, fué educada en el palacio de Peñafiel, hogar de don Juan Manuel duque de Peñafiel y Marqués de Villena, junto con su hija Doña Constanza Manuel, prima suya
Constanza Manuel parte para Portugal en 1340 para matrimoniar con el heredero de la corona lusa el infante Don Pedro, según cuenta la tradición, este quedó prendido de la hermosa dama gallega y siendo correspondido por esta, pronto se hicieron amantes, a pesar del despecho de la infanta española, que intentando salvaguardar su matrimonio, la hizo madrina de su primogénito D. Luis ya que al existir un parentesco espiritual entre ambos evitaría que siguiera su relación, sin embargo el niño muere al poco de nacer y la relación entre Inés y el príncipe sigue imparable,
Constanza muere al dar a luz al heredero de la corona Fernando en 1345 y la relación entre ambos se estrecha aún más, sin el obstáculo de una esposa.
Nueve años después de la muerte de la reina contrajeron matrimonio secreto ante el obispo de Guarda y algunos testigos, que nunca se hizo público.
Mientras tanto el rey Alfonso IV, que siempre se había opuesto a esta relación, consideró que dado que esta unión había tenido como fruto 3 hijos (Beatriz, Juan y Dionisio) y que podía poner en peligro el trono de su legítimo nieto, además de temer el ascendiente que esta poderosa casa Castellana podía tener sobre el heredero y sobre Portugal, determinó poner fin a la misma, y ya que el príncipe nunca se decidió a poner término a la relación, opto por una solución tanto radical como definitiva, acabar con la vida de Inés
Los asesinos Gonzalvez, Coelho y Lopez Pacheco, aprovechando la ausencia del príncipe Pedro, se acercaron a la residencia de la pareja en Coimbra en la Quinta Das Lagrimas,
y la mataron a puñaladas en presencia de sus hijos.
Terrible fue la venganza del príncipe a Pedro Coelho le fue arrancado el corazón por el pecho, a Alvaro Gonzalvez por la espalda y Lopez Pacheco escapó al castigo huyendo a Francia.
Aquí terminan los hechos escuetos pero comienza el mito de la Reina que reinó después de morir, cuenta la leyenda que una vez subió Pedro al trono de Portugal en 1360 realizó en la corte una declaración proclamando el matrimonio secreto con la difunta Inés y legitimando de facto a los hijos habidos con ella, y no contento con esta proclama de su amor, exhumó el cadáver lo engalanó con vestimentas reales y sentado en el trono obligó a los nobles a rendirle homenaje como reina de Portugal, besando su mano es señal de fidelidad y vasallaje por último se depositó en el bello sepulcro tallado para ella con una bella escultura tocada con la corona de Portugal, como reina consorte.
No sabemos si esta leyenda es cierta más sobrecoge el amor que demuestra, Inés de Castro y Pedro I reposan en el hermoso Monasterio de Alcobaça (Portugal) que tengo la inmensa suerte de conocer, en dos bellos sepulcros, colocados, por orden del rey pie contra pie de tal forma que lo primero que viera Pedro al resucitar el Día del Juicio Final sea el hermoso rostro de su amada Inés, la Reina que reinó después de muerta.






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