lunes, 26 de noviembre de 2012

DESEO INCONFESABLE

No seáis mal pensados (Honi soit qui mal y pense, como reza el lema de la orden de la Jarretera en cristiano: "Que el mal caiga sobre aquel que piense mal") ¡Dios me libre de dar rienda suelta a pensamientos libidinosos¡.
En realidad en un deseo bien confesable por lo menos hoy en día, y es la atracción por la figura del vampiro, la culpa o la causa del cambio se debe a la nueva literatura juvenil con la saga de "Crepúsculo" tanto en novela como en películas, a la cabeza, 
Desde tiempos inmemoriales la figura del vampiro ha sido arquetipo del mal, un ser siniestro sujeto de una maldición que le impide morir, y le obliga a alimentarse de algo tan preciado como la sangre fuente del poder y sede del alma humana según las creencias ancestrales, asimismo es la representación del lado salvaje del hombre, no olvidemos que a los vampiros se les atribuye cualidades morfodinámicas, es decir se pueden transformar en animales salvajes como el lobo o nocturnos como los murciélagos.
Es quizás esta vertiente salvaje lo que dota de un halo romántico a la figura del vampiro y que ha sido aprovechado por la literatura empezando por la novela gótica más famosa "Drácula" escrita por Bram Stoker cuya protagonista sucumbe a esta atracción por lo prohibido y es una figura clásica de la sexualidad reprimida.
Porque desde la perspectiva actual es lo exhala esta figura romántica, sexualidad pura y dura, quizás por la forma en que el vampiro transforma a otros en sus semejantes con la mordedura, preferiblemente en el cuello, un lugar erótico y muy sensible, y tras la aceptación del mismo por parte de la víctima, esto ha sido aprovechado por los autores de ciencia ficción por la intensa connotación sexual que contiene.
Hay tantas facetas en el mito como escritores, ya he comentado la sexualidad soterrada que impregna la obra de Stoker o las novelas románticas actuales de la saga de Stephenie Meyer con la trama del romance entre un vampiro con pinta adolescente, aunque sea centenario y una adolescente, en vertiente más fantástica y menos romántica tenemos la obra de Anne Rice con las "Crónicas Vampíricas" (Quien no recuerda al atractivo vampiro Lestat encarnado por un atractivo y peligroso Tom Cruise y el aún más atractivo y tierno Louis protagonizado por el genial Brad Pitt y un sensual Antonio Banderas como Armand, nos dejaríamos morder, sin dudar, por cualquiera de ellos ¿no?).
Asimismo tenemos una enfoque pseudocientífico con "Soy Leyenda" de Richard Matheson en la que el vampirismo no es una maldición sino una infección bacteriana de origen desconocido que se lleva por delante toda la Humanidad menos un único superviviente que resulta ser inmune.
Hay una trama tierna en la novela publicada en 2004 "Dejame entrar" de John Ajvide LIndqvist un escritor sueco en la que una vampiresa de aparentes doce años  acude en ayuda de un niño acosado en el colegio.
Y por último la novela que me ha inspirado esta entrada "El descubrimiento de las brujas" de Deborah Harkness una novela de fantasía romántica en la que un vampiro, que está como un tren, todo sea dicho y que encarna todas las cualidades eróticas del mito, se enamora de una mortal que resulta ser bruja, raza enemiga mortal de los vampiros, con lo que tenemos una nueva vuelta de tuerca al mito de amantes encontrados y separados por circunstancias un nuevo Romeo y Julieta sobrenaturales con unas cuantas escenas en la que se pone de manifiesto porque nos atrae la figura del vampiro, encarna la fuerza salvaje oscura y oculta, un peligro oscuro y adictivo y bien dotado por cierto.
¡Vamos que donde esté un buen vampiro que se quite todos los Grey de las 50 sombras"

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