lunes, 18 de junio de 2012

EL ENGAÑO DE LA APARIENCIA

Dice un refrán muy castellano "Las apariencias engañan" y cuanta razón encierra el dicho. La psicología lleva muchos años intentando, desde la pura Ciencia, determinar cuales son las bases de estos "juicios a priori", cuando conocemos a una persona e incluso si vemos una imagen fotográfica tendemos a crear un mapa mental con atribuciones sobre este personaje,
solemos decir "la primera impresión es la que cuenta" sin pensar cuantas veces tenemos que digerir esas palabras por ser inciertas. Según los psicólogos treinta segundos es el corto espacio de tiempo que necesitamos para tener una primera impresión en la que influyen varios factores, desde nuestra propia inteligencia social, la apariencia física, este apartado normalmente está teñido de moralina, no importa la apariencia sino el interior, lo importante es la forma de ser y comportarse etc, por eso ¿debería sorprendernos que las personas más atractivas tengan menos dificultades en cualquier aspecto de la vida desde el laboral al amoroso?, motivación, estado de ánimo.
No solo vemos lo que queremos sino lo que queremos ver, y muchas veces proyectamos en los demás nuestras propias carencias psicológicas, por no hablar de las expectativas creadas  según nos hayan hablado previamente de la persona nuestra impresión será positiva o negativa.
Hay una imagen que siempre me ha parecido que curiosamente mejor representaba este concepto "El engaño de la apariencia" y es la de una anciano sujeta servilmente y con adoración una sombrilla para que el objeto de su adoración no se quemara, hay en su actitud sumisa una servidumbre patética la de un anciano encandilado por una jovencita, me recuerda a la "Lolita" de Vladimir Nabokov. Pues bien nada más lejos de la realidad la fotografía que es bien conocida es la del pintor Picasso con una de sus mujeres Jacqueline Roque con la que convivió veinte años, pero Picasso no era un abuelito al uso, más bien era un persona con un carácter caprichoso, impredecible y cruel que hizo sufrir a todos los que tuvieron la desgracia de quererle y no le exime del pecado el hecho de ser un genio de la pintura, dos de sus mujeres su amante Marie Therese Walter y su tercera  mujer, la propia Jacqueline Roque que aparece en la imagen, se suicidaron, la fotógrafa Dora Maar se trastornó cuando Picasso la abandonó y tuvo que ingresar en un manicomio, posteriormente murió trastornada y sola en una casa que le legó el pintor, su hijo murió de cirrosis, alcoholizado, traumatizado por el hecho de que su padre nunca le quiso y siempre le minusvalorizó y su nieto se suicidó ingiriendo lejía.
Si esa es la consecuencia del genio, y la herencia de la genialidad, prefiero permanecer en la
mediocridad de la normalidad.
Como dice el dicho "El mundo vive de apariencias, por eso estamos en la ignorancia".



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