viernes, 23 de marzo de 2012

LA EXPECTACIÓN DE LA CAZA

A pesar del título no es ningún estudio zoológico ni antropológico, en todo caso y siguiendo la cadencia de los "lógicos" sería sociológico.
Es la misma emoción primitiva de nuestros ancestros, cuando nos embadurnamos el rostro con nuestras pinturas tribales y salimos al territorio de caza.
La noche es mágica y en ella todo puede pasar, nuestros sentidos se agudizan y un torrente de adrenalina corre por nuestras venas, el rítmico sonido nos lleva a un estado de trance hipnótico y nos dejamos arrastrar por el ritmo de la danza al centro ritual, el Templo de la Caza, con los sentidos alertas acechamos la penumbra en busca de la pieza perfecta, la víctima inocente se acerca al depredador sin sentir el peligro, de repente y sin previo aviso se pone alerta, abre los ojos, ya ha detectado al cazador que saboreando el momento se acerca a su presa momentáneamente paralizada sin prisa, contoneándose, se refleja en los ojos aturdidos de su presa que cae fulminada en sus redes y .... aquí queridas cazadoras, es cuando desplegáis todo vuestro arte y recordar neófitas es mayor el interés cuando la pobre víctima se cree el cazador, y la mayor victoria se recoge con una retirada táctica que enardece al supuesto depredador.
Es el ancestral arte de las Amazonas que se perpetúa de generación en generación pero eso sí las cándidas somos nosotras o quizás no.
 


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