miércoles, 25 de enero de 2012

ANÉCDOTAS COTIDIANAS

A lo largo de la vida acumulamos no sólo experiencias sino anécdotas las más de las veces divertidas que compartir con los demás, por ejemplo....

LA QUINA

La Quina es:
"Vino dulce con 15% x gr Baumé obtenido de uvas de cepas Malvasía cuidadosamente seleccionadas en su punto óptimo de maduración. Oriunda de Grecia y aclimatada desde hace milenios en nuestra soleada España, esta variedad está especialmente indicada para la elaboración de este delicioso y equilibrado vino dulce. " (Bodega Santa Catalina) Se recomienda tomarlo en el apertivo postre o merienda

Antiguamente se creía que abría el apetito y se daba incluso a los niños inapetentes.   

Los de la generación del "Capitan Tan" y los "Hermanos Malasombra" seguro que recuerdan este vino, la propaganda cantaba sus alabanzas y le atribuian propiedades vigorizantes y para abrir el apetito.
Tanta fé se tenía en sus virtudes que mi abuela, llevada del cariño enorme que nos tenía , se empeñaba, todos los dias, en darnos a mi hermano y a mi una cumplida cucharada sopera del brebaje antes de comer, y en una ocasión con tanto entusiasmo que mi hermano, por entonces un infante de cuatro años, hubo de quitarle la modorra proporcionada por el espirituoso a base de lavados de cara con agua bien fría y de café.
Menos mal que mi madre descubrió a tiempo "el remedio de la abuela" porque sino antes ingresamos en Alcohólicos Anónimos que en la parroquia para tomar la Comunión. 

Los niños son una fuente continua de anécdotas que con el tiempo olvidamos, por eso para poderlas preservar he decidido dejar por escrito algunas de las protagonizadas por mi hijo menor.EL PERRO NEGRO

El mayor de mis hijos ha tenido problemas con el sueño desde pequeño, su imaginación desbordante le hacía tener pesadillas con todo lo que leía ó le contaban, en cambio el pequeño nunca ha tenido problemas para dormir.
Dicho esto como aclaración de la historia, paso a su relato, ambos muchachos uno con 15 años y el otro con tan sólo 4, compartían habitación y el menor le dijo al quinceañero
-    Ten cuidado Andrés que por la noche viene un perro negro y te muerde la tripa.
-    Pero eso no es verdad, replicó el mayor, Ves, dijo mostrándole la habitación – no hay nada.
-    No… aún no replicó Javier
No sé el tono de voz que utilizo el enano pero Andrés, el mayor, salió escopetado al salón donde estábamos leyendo para contárnoslo, yo creo que más que para divertirnos para que le tranquilizáramos.


APRENDIZAJE DE IDIOMAS... PARA OTROS.

Aunque va a un colegio que prima mucho la enseñanza de idiomas, Javier de 6 años, no está por la labor de hacer el esfuerzo de aprenderlo, un día que se quejaba que no entendía a su teacher, y que no comprendía cuando le hablaban en inglés, su padre dijo:
-    No importa, no te preocupes, cuando seas un poco mayor te enviaremos a Irlanda como a tu hermano y allí aprenderás cuando sólo te hablen en inglés
-    Papá ¿los ingleses aprenden español? –preguntó Javier
-    Claro, como tú inglés, para ellos es un segundo idioma
-    Pues entonces arreglado –exclamó muy ufano- que me hablen en español y así practican.


LA HUCHA MISTERIOSA

Hubo un pequeño problema en el colegio y bien por accidente o incidente Javier rompió la peonza de una niña, para enseñarle la lección, además de regañarle, sus padres decidimos que comprara una peonza a la niña, con el dinero ahorrado en su hucha.
Cuando llego el momento el papá se dirigió al cerdito naranja que contiene sus monedas, pero vio con asombro que solo contenía dos, cuando hasta hace poco estaba lleno, llamamos al propietario y le preguntamos donde estaba el resto del dinero, tras un rato de interrogatorio confesó y es que al tener dos huchas (ya no nos acordábamos de una metálica de cuando era más pequeño) hizo el trasvase oportuno, dejando todo su capital en esta última y sólo las dos monedas encontradas en el cerdito.
Que duda cabe, que cogimos las monedas necesarias para reponer la peonza, pero todavía sonrío cuando recuerdo su picardía



QUE DURE UN MINUTO


Al pequeño de mis hijos le sucede lo mismo que a mí con el dentista... lo odia profundamente y todos los días tenemos la misma pelea para conseguir que lea las 9 páginas que desde el colegio le han marcado, con el fin de crear un hábito de esta actividad, para mí de lo más placentera, hoy estábamos en la lucha diaria cuando de pronto mirando las hojas que le quedaban por leer, suspiró y con voz llorosa dijo ¡Dios mio¡ que dure sólo un minuto,, justo lo mismo que suelo yo pensar en el sillón de la tortura
¡Para que digan que la telepatía no existe¡¡.





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