lunes, 23 de enero de 2012

BAILAR ES SOÑAR CON LOS PIES

Expectación del sábado noche, durante la semana siempre el hormiguillo de la duda, ¿se podrá salir de fiesta? servidumbre de padres añosos, que quieren  disfrutar de
la espléndida madurez antes de perder definitivamente el brillo de la juventud.
No hay nada como la liberación gozosa, cuando se cierra la puerta tras de sí, sabiendo
que se tiene por delante tres horas de juventud recobrada, rápidamente nos encaminamos a la cueva de las maravillas, aunque “maravilla” sea el ver que personas de avanzada edad todavía se siguen contoneando al son de una música marchosa.
Llegamos y aunque aparcar un sábado noche en la capital pueda resultar tarea laboriosa,
providencialmente el ángel custodio parece siempre echarnos una mano en esta cuestión
Y tras caminar unos pocos metros tenemos por delante el umbral místico, el sitio en el
que todas las penas desaparecen, quizás debieran grabar en su umbral “Abandonar la
Tristeza y la Desesperanza quienes deseen entrar”.
Nos recibe la música  y, desde que se prohíbe fumar, un ambiente menos cargado que el
tradicional, ojeamos, al primer vistazo, que ya la noche está animada.
Al adentrarnos en el místico santuario vemos a los oficiantes del rito actuar, contoneándose de forma más o menos armónica según edad, cuerpo y disposición al ritmo que se marca en los altavoces
Inmediatamente me atrapa la magia y creo que Terpsícore hace de las suyas porque no
Puedo resistirme al hechizo y entro yo al movimiento de la noche, si “bailar es soñar con los pies” yo no quiero despertar quiero ser la “Bella Durmiente de la música” y soñar y soñar…
Atrapada por la melodía estoy en el nirvana, fuera del espacio-tiempo convencional y por supuesto la realidad queda muy lejos, nada ni nadie entra en mi mundo particular y estoy ciega y sorda a todo lo que no sea el ritmo que me captura.
Como todos los paraísos este se tiene que abandonar y transcurrido el tiempo que mi santo determina, Cenicienta debe abandonar el baile y volver a ser calabaza,
Mis queridos habitantes de mi mundo virtual, en próximas entregas os seguiré relatando las aventuras saturninas y nocturnas en mi antro favorito.

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