lunes, 30 de enero de 2012

LA SIRENA MODERNA

Era glorioso verla actuar, sus movimientos sinuosos dejaban corazones prendidos
al ritmo de sus caderas, el hechizo era patente en las miradas insistentes de los varones que la contemplaban a ella,  La Sirena Moderna.
 Sus antepasadas atraían a los incautos a los escollos y arrecifes que rodeaban su isla, destrozando sus buques y acabando con sus vidas, su belleza sobrenatural y su canto mágico eran invencibles, tan sólo un hombre pudo escucharlas y escapar, el inmortal Ulises y gracias al ardid de ordenar a sus hombres que le ataran al mástil, pudo escapar de tan aciago destino.
Comparten ambos tipos de sirenas el mismo magnetismo animal, la misma seducción en el ser que hace imposible huir de su embrujo.
Avanza, retrocede, se arquea, gira y en cada compás de la música, embriagada por el ritmo, ignora a sus presas, que se sienten atraídas al vórtice de su danza sin poderlo evitar, prendidos los ojos a sus curvas sinuosas, al trenzado de sus pies, a sus ojos luminosos que brillan en el placer del rito dionisiaco.
Gira como una bacante y sus acólitos subyugados, incapaces de escapar a la magia permanecen en suspenso en espera de que elija a la victima propiciatoria, pero la sacerdotisa en su trance les ignora.
La sirena moderna no despedaza a sus presas como sus antepasadas, prefiere devorar sus miradas y prender en su alma el deseo, es su alimento, la lujuria insatisfecha, porque en el fondo la sirena moderna es La Seducción Femenina


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