lunes, 30 de enero de 2012

EL FANTASMA DE LA OPERA: HISTORIA DE UNA SEDUCCION

EL FANTASMA DE LA OPERA de Gaston Leroux
De todas las versiones que he leído, visto y escuchado me quedo con el film dirigido por  Joel Schumacher,  producido por Andrew Lloyd Webber  y con su protagonista Gerard Butler del 2004.
 En esta versión de la novela, el fantasma pasa de ser un monstruo temible a encarnar el mito de Don Juan, como fémina me siento mucho más atraída por el aura de oscura  virilidad que encarna este personaje (Erik) , frente a la dulzura y sensibilidad, para mi gusto, un tanto femenina del otro oponente masculino que encarna al vizconde (Raoul Chagny)  y con el que rivaliza por el amor de la bella cantante Christine Daaé
El mismo director en una de las últimas escenas   visualiza este mito al incorporar la ópera de Don Juan al argumento y la seducción se hace patente a todos los espectadores.
La protagonista se siente subyugada y la única defensa que le queda pasa por descubrir a todos la deformidad que afea un lado de su rostro
 
Este fantasma oscuro, misterioso, altivo y dominante resulta totalmente irresistible cuando además descubrimos el lado sensible de su alma de artista, atormentado  por la crueldad del mundo, le desfiguró su propia madre para venderlo a una caravana de monstruos, se ve vilipendiado, perseguido y odiado, cuando lo único que busca es el consuelo primero en la música y en la amiga que lo cuida, Madame Guiry, y lo oculta y luego en el amor de su vida por la cantante a la que forma para ser primera figura de la ópera.
Sentimos como propio su dolor, cuando se ve despreciado en su amor por  Christine.         
Vencido por el vizconde, al que el mundo ha dotado de todos los triunfos, un rostro agradable y una posición social privilegiada, pero no tiene ni su fuerte atractivo, ni su personalidad magnética ni su creatividad, se ve por tanto humillado por un ser al que considera inferior pero al que su amor inmenso por  Christine  no le permite dañar, sino que le preserva para que sea feliz al lado de su amada, la mayor demostración de amor es priorizar la felicidad del ser querido por encima de todo.
Los últimos fotogramas de la película desvelan que efectivamente el sentimiento del fantasma fue hasta la muerte y más allá, cuando en la tumba de  Christine, convertida en vizcondesa, vemos adornando la lápida una rosa roja con un lazo negro.
En definitiva y como conclusión ¡¡¡yo me hubiera quedado con el fantasma¡¡


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