miércoles, 25 de enero de 2012

LA CABALGATA DE REYES


Llegó el día tan esperado para Andrés, las fiestas han transcurrido en un suspiro. Dulce ambiente familiar...
    Es la víspera de Reyes y no nos podemos perder la Cabalgata.
    Miro con pena la carita ilusionada de mi hijo. Quizás sea el último año que cree en ellos.
    - ¡Mamá!¿Tirarán cohetes?
    Es una de sus obsesiones, no soporta ningún ruido fuerte, y por supuesto, no aguanta los fuegos artificiales, le asustan.
    Abre el grandioso desfile la banda municipal, tocando alegres tonadas, después aplaudimos las vistosas carrozas de las distintas asociaciones de Alcobendas, alegres gnomos, hermosas sirenas, tiernos pastorcillos. Gritamos alborozados pidiendo caramelos, y protegiéndonos de la lluvia dulce que nos apedrea...
    Mire a mis dos amores viendo ilusionados señalándose el uno al otro lo que más les gusta. Jorge le cuenta cómo eran sus cabalgatas, evoca nostálgico sus años de niño y se mira en los ojos de Andrés recuperando su infancia.
    Se hace un silencio expectante, y por fin, entre los gritos de los niños que intentan llamar su atención, hacen una entrada Triunfal Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente.
    Andrés les grita una y otra vez:
    - ¡He sido bueno!¡He sido bueno!
Y volviéndose a mí:
    - ¿Verdad Mamá?¿Me traerán lo que les pedí?
    - Bueno ya sabes que de los regalos que pusiste los Reyes eligen varios y el resto lo reparten entre los demás niños del mundo.
    - Pero –frunce el ceño, de repente preocupado-...El otro día, cuando fuimos a comprar, vi a muchos padres que llevaban juguetes en el carro. ¿Eso, está mal, no?
    Se me encoge el corazón. No puedo decir la verdad, y justo hoy, destrozar una ilusión.
    - Verás, cariño –contesto apurada-, como los niños del mundo sois tantos y los Reyes Magos no pueden atender a todas las cartas, eligen ayudantes en todas partes, que se encargan de recoger juguetes en las tiendas...
    - Pero, ¿cómo pueden repartir a tantos niños?
    Salvada por la campana. De repente el Cielo se ilumina, y alegres palmeras de colores hacen la felicidad de los niños. Bueno, no de todos, porque Andrés tapándose los oídos, echa a correr de repente, dejando en suspenso, al menos de momento, la espinosa cuestión.
    A la carrera, volvemos a casa, una vez alejados del Centro, Andrés obedece mis sugerencias, y aparta las manos de la cabeza.
    - ¿Lo ves?, desde aquí ya no se oye.
    La gente he sentido, miraba sorprendida nuestra alocada carrera.
    - Andrés, los fuegos artificiales no son más que pólvora de colores –oigo a Jorge.
    - ¿Nada más? –responde, no muy convencido. ¿De verdad? Pólvora que hace dibujos en el cielo...
    Jorge le cuenta el origen de los fuegos artificiales.
    - Verás, hace muchos, muchos años en China, mezclaron varios productos químicos como el azufre...
    Dejo que se pierdan en el mar de la Historia, charlando alegremente, Son capaces de remontarse al final de los tiempos, Un recuerdo acude a mi mente...
    Víspera de Reyes de Hace ¿Cuántos? Muchos, Muchos años ya, tendría unos seis años, la misma edad que mi hijo, mi hermano y yo acostumbrábamos a pasar esta Noche en la casa de mis abuelos, siempre les decíamos a mis padres, que aquí los Reyes llegaban antes, ya que para ir a nuestra casa tendrían que coger el autobús, y mis padres sonreían y nos daban el permiso ansiado...
    Pero esas Navidades sorprendí a mis abuelos poniendo los regalos en el salón, y tuvieron que explicármelo todo.


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