miércoles, 2 de mayo de 2012

DOLOR EN LA PASION

Aunque lo parezca no me refiero al dolor que produce la pasión amorosa; sino al dolor que nos acompaña y que aceptamos con gusto a cambio de vivir la pasión que nos domina.
El dolor de los deportistas que sufren una lesión practicando lo que es su pasión, el dolor de la recuperación para volver cuanto antes a la práctica deportiva.
Desde que lo leí por primera vez siendo muy niña, el cuento de La Sirenita de Hans Christian Andersen siempre me ha impresionado, reconozco que el triste final me desconcertaba porque pensaba que los cuentos deben acabar con un "Felices Para Siempre" y no con el sacrificio y la muerte de la protagonista, a medida que he crecido y la vida me ha enseñado a renunciar puedo entender mejor a este dulce personaje.
Con el tiempo me he identificado con una característica de La Sirenita, a la que por cierto Disney  bautizó por que su autor la dejó sin nombre, y es que al renunciar a su cola de sirena por las piernas humanas para conquistar su pasión se ve condenada a una vida de dolor porque cada paso que daba era como caminar sobre puñales, sin embargo nunca su amor pudo descubrir un signo de dolor en su rostro, yo también tengo una pasión, el baile, y como la Sirenita muchas veces cuando practico mi pasión siento dolor, aunque en este caso la lesión sea en la espalda, pero no por ello renuncio al contrario la vivo con más pasión y es que cuando amamos algo y lo hacemos de verdad el dolor es secundario, como los niños que caen cuando corren y sólo se dan cuenta que les duele cuando los mayores nos asustamos.
El dolor con pasión es menos dolor



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