domingo, 27 de mayo de 2012

LAS SANDALIAS DEL PESCADOR

Hace muy poco tuve la gran suerte de volver a disfrutar de una película maravillosa "Las Sandalias del Pescador" (1968) dirigida por Michael Anderson basada en la novela del escritor australiano Morris West.
Es muy raro que coincida a la vez la calidad de la novela y la del guión que en ella se basa, sin embargo en esta ocasión puedo recomendar película y novela sin menoscabo del lugar que ocupen.
Pero lo que quiero resaltar es un momento dentro de la obra y que refleja claramente lo que debería ser una conciliación ecuménica o siendo más modernos una verdadera Alianza de Civilizaciones.
El protagonista de esta novela Kiril Lakota el primer Papa ruso de la historia, se escapa del Vaticano en su primera noche tras su elección, como el sultán de las 1001 Noches, para pasear por las abarrotadas calles del Trastevere romano uno de los barrios más antiguos, poblados y pobres de la ciudad y por azares del destino acaba a la cabecera de un moribundo, cuando se dispone a darle la Extremaunción, una doctora le detiene para informarle que no son católicos sino judios y sin dudarlo el sacerdote vuelve a ceñirse el sombrero negro para entonar en un perfecto hebreo el Kadish, la oración fúnebre judia, que secundan todos los presentes, cuando terminan confiesa a la asombrada doctora que cuando estuvo confinado en un campo de trabajo siberiano tuvo la oportunidad de trabajar con un rabino, intentando juntos paliar de algún modo, la dureza de la existencia de los reclusos en aquél inhóspito confinamiento.
Esto es verdadera creencia religiosa, si todos creemos en un Ser Supremo, que más da el nombre que se le otorgue Jehová, Dios o Alá. 
El hombre no intenta hacerse más grande para acercarse al Creador, sino que queremos hacerlo pequeño para asemejarlo a nosotros, por eso le damos nombre y le etiquetamos y a lo largo de la Historia nos hemos matado defendiendo que sólo nuestra manera de percibirlo es la real.
Pero ¿Quien puede asemejarse e Él?.
El final de la película sería maravilloso verlo en este momento de crisis ya que el Papa el heredero de las Sandalias del Pescador se erige en el defensor de los que pasan hambre y necesidad en el mundo enajenando los bienes materiales de la Iglesia para hacérselo llegar a los que más lo necesitan. Desde luego en un momento como el que atravesamos sería de verdadera Santidad el que lo hicieran

2 comentarios:

  1. Es una gran obra cinematografica pero mas aun inspiradora al espiritu. dnazarios@yahoo.com

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    1. Totalmente de acuerdo, tanto la película como la novela en la que se basó, aunque a fuer de sincera prefiero esta última, ¡ójala todos los representantes del poder tanto eclesiástico como político fueran tan puros de corazón¡

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