domingo, 27 de mayo de 2012

PESCADORES DE CUERPOS

En la jungla de la noche madrileña, diversas especies conviven e interactuan poblando de vida la urbe.
Tenemos lechuzas trasnochadoras que llegan tarde y se retiran aún más tarde, alondras tempraneras que llegan cuando aún los camareros están dando los últimos toques e inauguran la fiesta y se marchan temprano, cruzándose en su retirada con las lechuzas.
También tenemos camaleones que pueden adoptar cualquier pelaje, respetable ejecutivo unas horas antes, sudoroso derviche en las siguientes.
Sin embargo el ejemplar que hoy ocupa mi visor es una de las especies más comunes de la fauna urbanita El Pescador de Cuerpos, que según el trazado arquitectónico puede convertirse en el Depredador de Barra.
El Pescador se sitúa en un altozano, en una plataforma donde distinguir con claridad los distintos peces del estanque y elegir cuidadosamente a quien lanzar la caña. Acechan como se mueven en el estanque inferior y una vez seleccionado el ejemplar a cobrar, comienzan lanzando el anzuelo con un mirada fija y una sonrisa insinuante, si la presa se ha tragado el anzuelo, proceden a recoger sedal acortando distancias hasta cobrar la pieza, un pescador avezado suele conseguirlo en pocos intentos aunque siempre hay algún ejemplar que escapa.
Este mismo pescador cuando las características del local no son propicias y no dispone de atalaya, se transforma en el Depredador de Barra que al estar tan cercano a la presa, necesita de mayor astucia y sigilo, acercándose a la victima con cualquier excusa o proponiendo la danza tribal. El Depredador de barra al tener menos campo visual que el Pescador puede tener la mala suerte de obtener una presa inconveniente.
De cualquier forma noche tras noche se perpetúa el tiro ancestral de la caza siendo ELLOS los cazados,



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