domingo, 23 de septiembre de 2012

LOS MARGINADOS MEDIEVALES

Estando disfrutando, más que leyendo, porque es una auténtica delicia, del último libro de Juan Eslava Galan "Ultimas pasiones del caballero Almafiera" con un lenguaje pintoresco y arcaico, me encontré con un término que me intrigó "agote" y de la forma en que la gente del pueblo trata al que considera agote, como si fuera un leproso, peor que a un perro me intrigó y me decidí a buscar en la red y según nuestra amiga inapreciable la wikipedia:
Se denominaban agotes a ciertos pobladores de los remotos valles de Baztán y Roncal en Navarra (un sitio maravilloso por cierto), fueron artesanos que trabajan la piedra y la madera, se conoce su existencia desde el medievo y durante siglos fueron discriminados socieconómicamente. Se desconoce su origen la palabra agote para devenir de gótico o godo o bien de cagots en occitano ya que en el País Vasco francés se les llamaban así.
Los historiadores no se ponen de acuerdo en el origen de la discriminación pudiera ser que fueran desertores de origen godo refugiados en los valles vasconavarros y muy mal recibidos por la población autóctona, otra teoría los sitúa como delincuentes franceses que para escapar de la justicia se refugiaron en lazaretos, de ahí la creencia de que transmitían la lepra y por lo que eran rechazados.
Acusados durante siglos de mantener creencias paganas (lo del origen godo por tanto no estaría tan descaminado) y heréticas fueron tratados como raza inferior por lo que no les permitían contraer uniones con el resto de la población, este hecho les forzó a la endogamia que a su vez reforzó el rechazo hacía ellos.
 El rechazo era tal que le obligaba a lucir prendas que les identificará como agotes, (normalmente un signo rojo similar a la huella de un pie de pato o de oca), se les forzaba a vivir fuera del núcleo de población. Se les acusaba de contagiar la lepra y en la iglesia debían entrar por una puerta distinta al resto de los cristianos, más baja y estrecha, y situarse en un hueco bajo el coro, el campanario o la escalera para oír misa, tenían un pila bautismal diferenciada del resto de la comunidad, una barrera (bien raya en el suelo o verja) les impedía acceder a la parte delantera del templo.
Durante siglos pidieron que les retiraran esta discriminación en 1514 obtuvieron del Papa Leon X un bula que les asemejara al resto de la comunidad cristina, pero este rechazo estaba tan impregnado en la población que tuvieron que esperar hasta 1819 la promulgación de leyes que atajaran la marginación, anteriormente  en las Cortes de Navarra abrogaron las leyes medievales y para darles una mejor vida que la que le otorgaban sus vecinos se intentó su deportación de los agotes desde sus valles navarros hasta una población cercana a la villa de Madrid llamada Nuevo Baztan fundada en 1715 por Juan de Goyeneche oriundo del valle de Baztan  que fundó una fábrica de vidrio y en su alrededor, las viviendas de los obreros, resultando un conjunto de Palacio-Iglesia con dos plazas y viviendas de artesanos declarado Monumento Histórico-Artístico en 1941. 
Por cierto que la visité no hace mucho sin conocer la historia que acabo de relatar y me embargó un sentimiento de tristeza, lo que llamamos vulgarmente desangelado, sin alma, y lo achaqué a la falta de vida, de las esperanzas que se puso en su construcción como una nueva forma de filantropía ahora sé que lo que sentí es la tristeza, la nostalgia de esas gentes desarraigadas de sus verdes valles pirenaicos por la árida meseta castellana obligadas por una circunstancia cruel sus mismos vecinos, las gentes con las que cada día les hurtaban la mirada y el saludo.
Es triste que desde el medievo hasta nuestros días "el hombre sigue siendo un lobo para el hombre"
Aquí dejo un retazo de una música sublime de unos desarraigados a otros, "el coro de los esclavos hebreos" de la ópera Nabucodonosor de  Verdi.

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